jueves, 13 de agosto de 2009

Paranoia: delirios autorreferentes

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Me he decidido a proponerte algo... ¿cuánto aguantarías sin perder el hilo al entendimiento?
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Simple vida, sin causa ni sentido. Al borde del abismo. Plácido y doloroso al mismo tiempo. Beber arsénico para embellecer. Vestirme de mi mejor gala y pintarme las uñas de colores. Ahí va! Dale al “play” y comenzará a sonar la melodía de nuestra vida. Aquella que reflejada queda en las líneas de nuestras manos. Éstas que han acariciado dispares rostros. Y ¡vaya! Hoy toca Triana Pura. Salud... que belleza nos sobra.
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Cubre y protege tu portería, no vaya a ser que se cuelen topos. Porque estiro de esta cuerda que se vuelve de mi color preferido. Ese verde turquesa que cambia al más oscuro blanco. Y si! No quiero, si quiero, no puedo, si puedo... Y no! Marcharse, volver, saludar, despedirse, querer, odiar, ilusionarse, decepcionarse...
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Ahora me he dado cuenta que no importa vestir de satén o raso. Con los mismos ojos te mirarán y te desnudarán y no creas que de diferente manera. Tecleando a mi puro antojo los botones de colores de este amplio panel. ¿A caso está en mis insignificantes manos salvar a este caprichoso mundo?
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Si cerraste de un golpe la ventana, es normal que los cristales se rompiesen, pero quita los pies de la mesa. ¿Nunca te enseñaron modales? Cantar en la mesa, corretear descalzo, bla bla bla... sin experiencia ni cometido volvemos a brindar sobre esta lápida que mi nombre lleva gravado desde antes de conocerte. No intentes entenderlo... esto es por exigencias del guión.
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Y vuelves a tener esa peonza marcándote el camino que debes seguir... pero ahí estás tu, dando vueltas en cuadrado intentando agarrarte la espalda. ¿Quién dijo que no se puede golpear aquello que no se ve? Porque a conciencia mi ánimo está coronado con la derrota de los antagonistas laureles. Ay, ¡qué le vamos a hacer! Esto es pura demanda, sin prejuicio, ¡con buena cara!
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Curiosamente llegan a mi memoria entrañables clases nunca lectivas en las que se aprendía a ser persona y en las que se descubría que copiar no era hacer trampa, sino una competición de mera astucia.
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Desearía palmear tu mejilla con fuerza para así luego curarla con un beso. ¿Qué menos? Ponte a trabajar en algo que alimente tus cajones y no dejes que queden ocupados por el orden. La verdad sienta bien cuando se tiene el estómago lleno de mentiras, los bellos textos se componen con las palabras más dolorosas. Sencilla receta la de la abuela, cuatro ingredientes: Una de sal, una de pulpa, colorete y ahí queda otra combinación imposible de digerir.
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Quieta... replantea aquello relevante... ¡Ajá!
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Aunque ahora te encuentres perdido, no temas... en un principio soy peligrosamente inofensiva. Mi alma aguarda inerte. Témete a ti mismo porque tu eres tu único enemigo.
Mmm.. mi dulce y vieja controversia, hoy me has crispado, pero me he peinado y lo que ha sobrado me lo he comido con garbanzos.
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Lo malo de las obras abstractas es pues, que debes molestarte en leer el título de éstas. Pero aquí eso no resulta, esto va más allá, tan lejos que mi avión de papel no logra alcanzar.
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Piensa que la deuda de la sencillez me perseguía. Así pues, treparé al árbol más bajito, no sea que de un traspiés y sonría.
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2 comentarios:

  1. Pero que bueno! lo lees y te angancha, aunque parezca que no tenga sentido seguro que hay cosas que lo tienen...es más complicado escribir cosas bonitas sin aparente coherencia. Felicidades.

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  2. Jejeje gracias Carlos! Tienes razón, cada frase regocija una pequeña y abstracta explicación.
    Tengo pendiente una visita a tu blog! ;)
    Besos!

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